sábado, 13 de febrero de 2010

Inalcanzable

Él la miraba. Ella se sentía observada pero aún así era ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Mientras él la miraba con dolor y rabia. Rabia por ser lo que es. Un monstruo. Un asesino. Y dolor por saber que nunca podrá ni siquiera tocar a aquel ángel tan fantástico y hermoso que se encontraba en ese parque. Dolor por no tener lo que más ama... a Ella.

Él llevaba observándola hace más de dos meses y ella ni sabía de su existencia. Su parte humana le gritaba que se alejase de ella. El monstruo le gritaba que tomara de aquél líquido color carmesí que corría en las venas del ángel. Pero aún así, había otra, la más fuerte. Su ya seco corazón, que le pedía desesperadamente no alejarse de ella, pero también sabía que no debía acercarse, por el bien de su auto-control.

Él sabe cuánto frío hace aquí fuera en este pequeño parque, pero Ella parecía no percatarse de ello, ya que seguía girando en círculos mirando el cielo con sus brazos extendidos hacia los lados y hacia atrás. Su rostro mostraba completa despreocupación. ÉL no se percató de que ya se encontraba a menos de 10 mtrs. De Ella. Ella se dio cuenta de que Él la observaba y le sonrió abiertamente para luego seguir girando como lo hacía ratos antes, aún con esa sonrisa en sus labios. Él se sorprendió ante su inocente reacción. Se sentía frustrado al no saber que pasaba por aquella mente tan brillante, aún así decidió alejarse. No podía permitirse estar cerca de ella, aunque la amara con locura. Salió corriendo como el cobarde que se sentía. Ella lo vio alejarse y apenas lo hizo calló de rodillas derrotada, se sentía sola y triste. No quería que él la dejara nunca. Lo quería para siempre. Él no quería alejarse, la deseaba para toda la eternidad. Pero él sabía algo....

Edward sabía que Isabella era intocable, no permitiría que nadie se le acercase, él incluyéndose...

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Keep Holding On

“ No te pongas nerviosa, respira lentamente, relájate y mira hacia delante” se repetía por millonésima vez en el día, Isabella Swan era algo así como la típica “Ratón de Biblioteca”, que sueña con ser escritora y conocer a su príncipe azul, pero claro, no siempre todo es posible, menos ahora, o eso es lo que ella pensaba hasta ese momento.

En este momento estaba ideando todas las estrategias posibles para no tener que mirar en frente y tener que enfrentarse a esos cautivantes orbes verdes que tanto anhelaba pero a la vez resultaban tan imposibles de alcanzar, “Nadie te va a morder” se recordó, soltó un profundo suspiro y levantó la mirada, tal y como predijo, lo primero que vio fue a Edward Cullen, el chico más popular del Instituto, se encontraba apoyado contra la pared con los brazos cruzados en el pecho y su encantadora sonrisa torcida que la traía de cabeza.

Dio un paso adelante, la sonrisa de él se ensanchó más-si es que era posible-, sus ojos tenían un fulgor extraño y llamativo, era insólito que alguien como él, capitán del equipo de fútbol, guapo, interesante y todo un Casanova quisiera hablar con alguien como ella, fea-según ella y algunos que la molestaban-, sencilla y aburrida, para ella era algo completamente absurdo.

Para él lo absurdo era que como alguien tan hermosa e interesante estuviera sola, ella era como una Diosa para él, cada mañana que apoyaba en la puerta del aula de Trigonometría, solo para poder saludarla con la excusa de haber ido a dejar a su pequeña hermana Alice y ayer había tomado todo el coraje posible para acercarse a su afrodita personal y decirle que necesitaba hablar con ella, tartamudeó y se volvió un poco torpe pero todo había salido bien, había estado ensayando su diálogo durante lo que quedaba del corto plazo mientras Alice alegaba que no iba a necesitar de ello para decir lo que sentía.

Volvió a concentrarse en la hermosa joven de cabellera color caoba e hipnotizantes orbes marrones achocolatados, vio como ella se sonrojaba violentamente y huía de su mirada, dio un paso hacia ella, ya casi sentía su corazón explotar de la emoción, abrió la boca para decir algo pero no se le ocurría nada más coherente que querer tomarla en brazos, gritar “¡Te amo!” y reclamarla como suya.

Pasaron unos minutos, ella observaba al chico que, sonrojado, abría y cerraba la boca reiteradas veces, ella estaba loca y desesperadamente enamorada de él, eso ya lo tenía claro, era una completa adicta a Edward Cullen, pero no pretendía decirlo nunca y menos a él.

-Ho-Hola-se animó a decir ella en un casi inaudible susurro, él se la quedó mirando por un momento antes de contestar.

-Hola-respondió, le sudaban las manos, pensó rápidamente en una frase coherente para poder empezar-Sé que quizás te resulte un poco extraño el que te haya invitado a venir aquí-agradeció a Dios el no haber tartamudeado-lo que pasa es que yo...bueno, yo......yo quería mostrarte algo-¡Rayos! Ese no era el plan, la cuestión era decirle y punto, ¡pero claro! El señor nerviosito tuvo que meter la pata, la miró por un momento asentir levemente, miró desesperadamente a todos lados para encontrar algo a que aferrarse, entonces lo encontró.....Lluvia.

- necesito que te pongas la chaqueta y que me acompañes afuera un rato-dijo ya más entusiasmado, escuchó un leve “Sí”, espero a que ella hubiese estado lista y cuando lo estuvo salió corriendo mientras gritaba “¡Alcánzame si puedes!”. Desapareció por la puerta, ya estando fuera se aseguró de que ella venía detrás, apenas sintió los pasos se adentro corriendo en la lluvia, la vio abrir la puerta de golpe mientras reía fuertemente.

-¡Ven aquí!-le gritó él, ella siguió corriendo hasta alcanzarlo, él le tomó las manos y comenzaron a saltar de charquito en charquito, reían como dos niños que acaban de hacer alguna de sus travesuras, ella se detuvo, él la miró extrañado, ella tímidamente se acerco a su mejilla para dejarle un tierno beso, él se quedo de piedra mientras juraba que su corazón no podía ir más rápido, pero ese silencio ella lo tomo a mal.

-Lo-lo siento, sé que pi-piensas que soy la persona más aburrida y se-seguramente y-yo te doy a-as-asco y...-iba a seguir auto-criticándose cuándo rápidamente unos labios tibios y suaves reemplazaron los suyo... la información tardó en llegar a su cerebro, y cuándo lo hizo, se dio cuenta que.... ¡LA ESTABA BESÁNDO! Sentía su corazón explotar de amor y alegría, su único amor se encontraba besándola como si se le fuera la vida en ello, lo que no sabía es que sí, a él sí se le iba la vida en ese beso, literalmente.

Estaban empapados en ese momento, besándose sobre un pequeño charquito de agua mientras la lluvia los golpeaba de frente, no se separaron hasta sentir náuseas por la falta de oxígeno, él miró el semblante sorprendido de ella por un momento, entonces una pequeña sonrisa surcó sus labios, aquellos que tanto había deseado y que ya habían sido suyos unos momentos atrás, ese pensamiento le hizo saber que ya era hora de decirle todo, cuánto la quería y cuánto la deseaba y esperaba a que ella también se sintiera así. Se separó unos centímetros de ella listo para dar su discurso, le volvió a tomar las manos y la miró directamente a los ojos.

-Bueno, Bella, yo...te dije que vinieras aquí no solo para mostrarte esto si no que también era para decirte cuánto te amo y que estoy completa y desquiciadamente enamorado de ti y me pregun...-fue interrumpido abruptamente por los insistentes labios de la chica, cuando se separaron, él lo miró atónito, ella sonrió feliz.

Yo también Te amo, Edward Cullen y quiero que sepas que me encantaría ser tu novia-dijo esto y lo volvió a besar, él no cabía en sí de felicidad, la tomó por la cintura y la alzó mientras reían para luego seguir riendo y corriendo tomados de la mano saltando charquitos.

Uff! Porfin terminé, mi cabeza a estado trabajando a full, no chicas, no especialmente en mis queridísimos fics, miren que el trabajo también cansa, anoche anduve con insomnio así que agarré un lápiz y mi querida libreta (la cuál tengo llena de citas y pequeños One-Shots y Drabbles) y comencé a escribir esto mientras escuchaba “Keep Holding On” de Avril Lavigne, no sé como abra quedado, ya saben, bombas y chicles se aceptan todo menos manzanas podridas si me quieren tener sana y salva.

Aquí la letra de la canción:

(Traducida)

Keep Holding On:

No estás solo
Permaneceremos juntos
Estaré a tu lado
Sabes que tomaré tu mano
Cuando esté fría
Y se sienta como el final
No hay lugar a donde ir,
Sabes que no quiero darme por vencida
No, no quiero darme por vencida

Coro:

Continúa intentándolo
Porque tú sabes que sobreviviremos, sobreviviremos
Solo permanece fuerte
Porque sabes que estoy aquí por ti
No hay nada que puedas decir, nada que puedas hacer
No existe otro camino cuando llega la verdad
Así que continúa intentándolo
Porque tú sabes que sobreviviremos, sobreviviremos

Estando tan lejos, deseo que estés aquí
Antes de que sea demasiado tarde, esto podría desaparecer
Antes de que las puertas se cierren, esto llegará a su final
Pero contigo a mi lado yo lucharé y defenderé,
luchare y defenderé si si

Continúa intentándolo
Porque tú sabes que sobreviviremos, sobreviviremos
Solo permanece fuerte
Porque sabes que estoy aquí por ti
No hay nada que puedas decir, nada que puedas hacer
No existe otro camino cuando llega la verdad
Así que continúa intentándolo
Porque tú sabes que sobreviviremos, sobreviviremos

Escúchame cuando digo, cuando digo
Que creo que nada cambiará,
nada cambiará nuestro destino
Pase lo que pase
Nosotros lo sortearemos perfectamente si si si si
Lalalalalalala...

Continúa intentándolo
Porque tu sabes que sobreviviremos, sobreviviremos
Solo permanece fuerte
Porque sabes que estoy aquí por ti
No hay nada que puedas decir, nada que puedas hacer
No existe otro camino cuando llega la verdad
Así que continúa intentándolo
Porque tu sabes que sobreviviremos, sobreviviremos

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Drabble: Tained Love

Miraste el cadáver de la chica. Saliste corriendo.

Te duele Mucho. Tú la mataste. Te sientes un monstruo.

Aunque sientas todo ese tormento encima, algo en ti se remueve orgulloso y lleno de regocijo. Te odias. Pero al fin y al cabo tú tentaste al destino siendo un maldito asesino eternamente.

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Angel of Mine

El viento revuelve tu ya enmarañado cabello. Sonríes al sentir la adrenalina Hervir en tu sangre.

Miras hacia abajo, tus pies descalzos están llenos de raspaduras debido a la filosa superficie de piedra, tu vestido blanco ondea fantasmalmente, el agua se convierte en un torbellino furioso listo para atraparte.

Quieres gritar por la extraña sensación que sientes.

Por primera vez te sientes tan libre, por primera vez desde que Él te dejó. La pena te consume en ese instante, ahogas un gemido de angustia y dolor. Vuelves a mirar hacia abajo con determinación.

Detente!-Rugió una voz furiosa dulcemente aterciopelada que alguna vez te perteneció. La escuchas tan real que te la creerías de no haber pasado por lo que pasaste.

-¿¡Porqué!?-le respondes en un grito tratando de que se escuche entre todo el bullicio del viento y olas chocando.

¡No lo hagas!-vuelve a gritar él con desesperación.

Haces oídos sordos a su petición, te inclinas levemente lista para saltar.

¡Me lo prometiste, Bella!, ¡Por Charlie...Por mi!-pidió ya casi al borde de la histeria. La herida de tu pecho que con tanto afán estabas tratando de curar se abrió mucho más. Duele mucho.

-Lo siento, E-Edward, perdóname...-te costó pronunciar su nombre, te dolía recordarlo como todas las cosas...... Y saltaste del acantilado.

Gritas como nunca ante la sensación de libertad. El vento azotando tu rostro hace que te ardan los ojos pero note importa, los cierras en un intento de que no te duelan pero los abres instantáneamente al ver su rostro reflejando agonía y profundo dolor.

Te hundes en el agua, la corriente alcanza tus piernas. Te desesperas.

Luchas y luchas sin éxito. Las reservas de oxígeno no te son suficientes, una rota te golpea el pecho haciendo que el aire se valla de tus pulmones y entonces es cuando sabes que te llegó la hora. Sonríes débilmente y cierras tus ojos.

¡Lucha, no te detengas!

Abres los ojos de golpe, aquello se escuchó tan real...

Mueves tus piernas con desesperación, tus pulmones arden a causa de la sal y aún así no te rindes y sigues luchando. Él no para de darte ánimos. Entonces recuerdas que esa voz no es real.

La herida vuelve a sangrar, tus lágrimas se confunden con el agua marina, tus brazos se cansan y te duelen...los dejas como dos piezas inertes flotando en el agua.

Ves todo borroso, sientes el agua llenar tus pulmones... y cuando creías todo perdido lo escuchas denuevo:

-¡NO!, Alice, ella no...-la voz de Edward estaba rota, sin vida.”Qué irónico” piensas, porque tu también te sientes así.

Te sientes impotente y te odias por ser tan débil, tan frágil, tan...Humana.

Con eso último caes en una inconciencia de la que jamás despertarás pero te vas con la certeza de que él te seguirá a donde vayas.

The last and first day of the life

Demetri caminaba solo, era de noche y hacía frío por las calles de Volterra, aquél día había cumplido 17 años y también era la celebración de San Marcos por lo que nadie nunca asistía a su cumpleaños y la verdad...... no le importaba.

Era un chico completamente reservado, anormal, disfrutaba con el sufrimiento ajeno y todas las chicas sentían una extraña atracción hacia él, incluso las señoras mayores. Ese día había visto a una hermosa dama, que dolía verla incluso con aquella capa roja cubriéndola. La buscaba, pero sabía que era en vano, algo le decía que alguien lo iba a encontrar a él.

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Heidi aquella tarde había pasado casi todo el día entre los humanos, expuesta a ellos, sonriéndole a los niños mientras ellos – asustados – corrían a los brazos de sus madre. Pero aquella tarde había sido diferente, olisqueando para seleccionar la cena de sus amos vio algo que le llamo la atención, un chico, pero no cualquier chico, un humano a la vista demasiado interesante pero que su sangre hacía que la ponzoña llenara cada rincón de su boca. Indescriptible pero curioso, algo le dijo que no lo matara, que pronto lo iba a echar en falta. Sonrió al espejo una vez más y salió a las oscuras calles de Volterra.

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Él escuchó un grito a lo lejos, era una mujer, paró en seco para prestar mayor atención, el silencio volvió a adueñarse del lugar. El cielo era como la boca del lobo, sin estrellas ni luna. Oscuro, no se diferenciaba mucho del destino que lo esperaba.

Aquella mujer no volvió a gritar y él siguió su camino. Esta vez sentía algo a su alrededor, una presencia a su espalda y una fragancia femeninamente tentadora lo rodeaba por completo. Estaba tan ensimismado que repentinamente un dolor punzante recorrió cada fibra de su piel para luego sentir como el fuego consumía cada parte de él y bloqueaba sus sentidos.

Cuando despertó no recordaba quién era ni qué había sucedido, solo recordaba aquella fragancia embriagadora y a la bella mujer que la poseía. Y así pasaron los años, de la mano de su eterna compañera.....

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Fantasma

Se miró al espejo roto una vez más.

Sólo encontró la imagen de una bella niña de 7 años con el rostro oculto por el cabella largo, oscuro y enmarañado. Sus ojos cafés estaban desprovistos de emoción alguna. Su piel blanca, demasiado Blanca, no era un color normal, No, nada de ella era normal. Era bella, irritantemente bella.

Sacudió su pequeño vestido blanco lleno de barro y caminó hacia la plaza de enfrente a la salida de la carretera, mirando sus pequeños zapatos negros.

Cuando llegó, miró a la gente pasearse, Parejas tomadas de la mano, Familias, niños corriendo de aquí para allá. Pero nadie reparaba en la presencia de Bella, como era de esperarse de un fantasma.

Estaba tan concentrada en el estudio de las personas que no se percató de un niño que la miraba desde lejos, con inseguridad y fascinación, el niño lenta y silenciosamente se acercó, no quería asustarla, le tocó la mejilla pálida y helada con la palma de la mano a la vez que ella saltaba hacia atrás sorprendida. Miró al niño, al parecer él también la veía. Estuvieron mirándose y estudiándose durante un buen rato hasta que él sonrió.

Ella frunció el ceño.

-Soy Bella-dijo la pequeña con voz aguda y cantarina. Esperó a que el niño contestara, pero no lo hizo. Esperó otra vez y el niño todavía no decía nada. En vez de eso, volvió a poner su palma en la mejilla de Bella.

-“Soy Edward”-escuchó ella esa vocecilla en su cabeza, lo miró una vez más y comprendió que el tampoco era normal. Su cabello cobrizo, sus ojos verdes sí lo eran. Pero no escuchaba el repiqueteo de su corazón

-Vas a ser mi compañero- Declaró Bella, los dos se sonrieron con afecto y luego se tomaron de la mano y siguieron mirando a la gente pasar, con la diferencia de que ahora estaban juntos.

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